Antes de salir definitivamente de los bosques del Gauja, una última inmersión, esta vez bajo la tierra. Cuevas de arena, desde donde su agua iba directamente al río Brasla.
A partir de ahí muchos kilometros de costa, conduciendo por la llanura letona y carreteras sin asfaltar entre paredes de árboles.
Y nuevamente, una parada en Aizpute con reencuentros incluidos.
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